Yo...

Buena vida tengan todos, mi nombre es pedro lahuella y así como me ven

(en realidad aquí no me ven, me leen),

yo no existo, soy una ficción,

me vuelvo materia a través de palabras escritas,

me convierto en sonido a través de la voz de un mortal,

y esparzo mis ideas a través de una construcción castellana:

soy un artilugio enlatado en un fragmento del tiempo y del espacio,

¿para qué?

Esa es una pregunta que me es común a la vida misma

de los que están formados de la materia a la que llaman carne y hueso,

en eso nos igualamos:

en el misterio de existir, atribulados de incógnitas.




(haciendo click en las imágenes podes verlas en tamaño más grande.
)

sábado, 6 de octubre de 2007

Niño Tercermundista (fragmentos)

***
Ahogar ventana tras ventana
en un enmarañado incompás del tiempo.
Reclutar ejércitos de persianas
para ocultar el sol.
No ser Ícaros en nuestro destino.
Pero el sol se mete por entre las rendijas de las persianas
y choca su lucidez en las paredes blancas de los cuartos.
Grito que no!
Corro al agujero más recóndito.
Atropello raíz y tallo.
No quiero flores, ni sol, ni ventanas débiles:
las cerraré con mantos negros que las escondan,
que las cubran y las olviden in eternum...
Sin ventanas es mucho más sencillo ser
y ser olvido y ser olvidar
y estar olvidado...
***

Trampa para Musas

Dejé de saber acerca de ella no sé en que descuido,
en donde la imposibilidad se hizo carne nuevamente en mí.
Han pasado, no sé, uno, o dos, o mil meses; la he buscado.
Casi olvidándola, la he pensado...
Me imaginé a mí mismo frente a su cajón mortuorio.
He temido y he gemido inconsciencias.
La sé, creído, perdida para siempre.
La tuve en mis regazos, jubilosa y ardiente.
La supe niña, adolescente, pero nunca
(y quizá ésa fue mi suerte),
la supe adulta, constante, seria...
Sí supe de ella deslices y estupideces,
sí tuve de ella virtudes y reconocimientos;
pero la he maltratado y ahora no la encuentro,
la abandoné en el mar de la azul ociosidad.
La he llorado a gritos, la he velado en olvido y dispersión...
La he suplantado en vanalidad concreta y ahora,
luego del crimen y su desaparición,
estoy tratando de construirle alas;
y en cuanto la encuentre se las regalaré.
Vuelvo a soñarme en su velorio,
está allí, apagada, seca, triste,
resignada a su entierro,
envuelta en metros y kilómetros de tules grises
que lloran a su alrededor,
como almas en pena purgando el desconsuelo.
Pero yo traje las alas que le construí
y se las coloco en su espalda:
y ella, mi musa, comienza poco a poco a revivir.
Su respiración retumba en mis sentidos,
y sin poder evitarlo el milagro se produce nuevamente,
dejo todo atrás y me aboco a darle vida en este papel,
mientras ella juguetea por mi sangre.

***
Fui un niño sin cuidados,
Fui un niño abandonado.
Nadie guardó mis recuerdos,
Aquellos que ninguno puede recordar de sí mismo,
Porque cuando uno empieza a recordar
Estos son ya muy lejanos.
Aquellos del tiempo en que uno aún no sabe
El valor de la memoria
Y entonces no se ocupa de guardar nada de uno mismo.
Fui un niño obligado a la adultez.
Un niño tercermundista.
Desprotegido, rodeado de brutez y supervivencia.
No tengo más raíz que mi destino.
No fui arrullado en cultas melodías
Que enriquecieran mi espíritu,
No fui envuelto en exquisitos azahares
Que afilaran mi percepción,
No escuché las voces de sabios que abrieran mi horizonte:
Fui simplemente tierra, existencia pura:
Nací ya muerto.
***
Mirar allá lejos; la frontera.
Andar a tientas con rumbo fijo,
permitir, pernoctar en el momento.
Retomar algún camino,
atravesar la lluvia, encontrar esmeraldas...

Dormir, aún sin querer hacerlo;
encontrarse, chocarse,
procrear cambios, alucinar frutos,
amamantarse.
***

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